La vecina del cuarto

Hoy me ha dado por pensar, y pensando… pensando… (debe ser un exceso de hormonas primaverales, esas son las peores) no sé como he recordado la primera vez que produje un orgasmo en una mujer, no digo proporcioné ni hice llegar al orgasmo. La palabra exacta es proporcioné, ahora os explico.
Hace la tira de años, cuando aún iba yo buscando desesperadamente (sigo estando desesperado) echar un “casquete” fuera donde fuera y con quien fuera.

Pues en esos tiempos, tenia yo una vecina en mi finca que rozaba los cincuenta, pero la tía daba el pego, la mirabas y estaba resultona, por lo menos vestida. En esos años las maduras me ponían, me daban morbo.
Un colega mió, me dijo:
- Tío, me he hecho a la Marisa, esa vecina tuya del cuarto.
- Ala, tío no me lo creo.
- Que si, no veas como folla la tía, parece una loca follando.
- ¿Pero tío, y como lo conseguiste?
- Le ayudé a subir el carro de la compra a su casa, y en agradecimiento, pues ya ves.
- ¡Hostia tío!
Me obsesioné. Yo también quería, cada vez que la veía en el ascensor me empalmaba. Cuando oía el ascensor me iba corriendo a ver si era Marisa con el carro de la compra. Monté guardia durante un mes, hasta que por fin, cuando menos me lo esperaba me la crucé por la calle toda cargada con el carro de la compra y unas bolsas en la otra mano.
- Dame las bolsas Marisa yo te ayudo.
- Muchas gracias cariño.
Me ha dicho cariño, pensé voy bien ya la tengo.
Le ayudé a descargar las bolsas y el carro en su rellano y le acompañé hasta la puerta.
- ¿Quieres tomarte un cervecita?
Pensé: Hostia tío, que te la follas.
- ¡Vale! Que esté bien fresquita! (hombre por matar un poco la frialdad, y que no se me notara que estaba empalmado)
- Siéntate corazón, aquí a mi ladito ¿estas estudiando?
- Siiii… (me atraganté cuando me puso la mano sobre la rodilla)
- A ver si te vas a ahogar cariño, me dijo dándome unos golpecitos en la espalda.
Ahí fue cuando perdí las riendas, los estribos y el caballo, me abalancé sobre ella la tumbé en el sofá con una mano en cada pecho, diciéndole:

- Marisa quiero follar contigo me gustas.
Se puso a reír a carcajadas me cogió de la mano y me dijo:

- Ven tontín, en la habitación estaremos más cómodos.
En ese punto las piernas me empezaron a flaquear, pero que no se diga que el Juanillo, se raja de eso nada.
Nos íbamos desvistiendo los dos (yo no podía quitar la vista del crucifijo clavado en la cabecera de la cama, cuando por traición, me echa encima de la cama, me quita los calzoncillos me coge la polla se la clava en el coño.
Así a lo bestia como si fuera un estoque, y empieza a moverse encima de mi como una loca, diciendo:
- ¡¡¡¡¡Quieres follar con Marisa ehhhh…Marisa está muy buena, todos quieren follar con ellaaaaa!!!!! AAAHHHH….AAAAHHHH

Ahí me empecé a cagar por las patas abajo.
Cuando de repente sin sacar mi polla de su coño me dio la vuelta y quedé yo encima, me cogió por los cachetes diciendo muévete…..muéveteeeee…máaassss…..

Os juro que yo hacia lo que podía, me movía sin parar, pero la tía quería másssss….máaassss. De momento se le quedaron los ojos en blanco y moviendo la cabeza de un lado para el otro gritaba:
- No te pares ahora cabrón, hijo de satanas…..sigueeee….sigueeeee….ssssiiiiii

Me puse a temblar como un cascabel.
Si es que era clavada a la niña del exorcista, en un momento vería su cabeza dar vueltas y salirle espuma por la boca.
Alargué el brazo como pude con la tía agarrada a mí gritando. Cogí el crucifijo que estaba colgado en la pared se lo puse delante de la cara y grité:

VADE RETRO SATANÁS ( no te acerques satanas)

El final ya os lo imagináis, me echó a patadas de su casa. Y yo estuve montando guardia durante mucho tiempo para no encóstrarmela cuando salía o entraba a mi casa, sin contar con las pesadillas que tuve durante un largo tiempo.