Jugar con muñecas no es de maricas

Me gustan las tetonas. Las tías con unas domingas de esas que no te caben en la mano, como diría mi primo Manolo “generosas”.
De pequeño le quitaba las Barbies a mi hermana para tocarles las tetas. Los creadores de Barbie han dejado tras ellos unas cuantas generaciones de pervertidos. A quien se le ocurre hacer una muñeca con esas curvas, con esos pechos, con esas melenas. Con sus desabillés, sus bañadores, y un largo etcétera de prendas que para mi eran cien por cien eróticas.
¡Que los niños no son de piedra hombre!
La primera paja me la hice con la Barbie cristal, la culpa fue de Ken.

Mi hermana me venia persiguiendo para que jugara con ella y sus Barbies hacia ya unos días. Le puse la condición de que yo era Ken y que haría lo que me pasara por las pelotas con mi Ken.

-Pues vale que Barbie se iba de vacaciones con su descapotable.
-Pues vale que Ken vendrá luego con su todo terreno (cogido prestado a Madelman por exigencias del guión)
-Pues resulta que Barbie se vá a una playa paradisíaca del caribe con unas amigas.
-Pues Ken se lleva a Madelman por si sale un tiburón y hay que defender a Barbie y a sus amigas.
-Jooo!!!! Barbie y sus amigas quieren tomar el sol y no tienen bastantes bañadores, pues tendrán que tomar el sol desnudas en la arena…

Las puso todas en pelotas estiraditas, las unas al lado de las otras, y no pude resistirme. Cogí a Ken a Madelman a la Barbie cristal y el todo terreno, me encerré en la habitación y seguí jugando solito a pesar de las patadas que daba mi hermana en la puerta, que todo sea dicho, me daba todavía más morbo.
Así fue como descubrí que Barbie y Ken tienen toda una serie de posibilidades que nadie me había explicado.
Recordarme que os cuente mañana mi última aventura en el metro.